Astrología Kármica



“Como es arriba es abajo, como es abajo es arriba” Hermes Trimegisto

“Tal y como es en el macrocosmos, es en el microcosmos”. Estos antiguos axiomas indican de manera simbólica algo muy claro; todo lo que existe en la creación tiene un orden y un funcionamiento similar o sincrónico. Por lo tanto, si observamos el orden y el funcionamiento de la vida en sus diferentes expresiones físicas, podremos intuir cómo son los mecanismos de la existencia en otros niveles más sutiles de manifestación.

Todo tiene un proceso lógico y ordenado; gestación, nacimiento, desarrollo, culminación, ocaso y transformación. Esto es fácilmente observable en la vida de una persona, es gestada, nace, crece, se desarrolla, madura y al final se transforma. No utilizo el término muerte, porque en realidad nada muere ni desaparece, sino que todo forma parte de ciclos evolutivos de transformación constante. 

Basándonos en este principio y para entender el proceso evolutivo del alma -su mágico funcionamiento y su lógica maravillosa- nos fijaremos en el proceso vital de un árbol. Si nos aventuramos a establecer un paralelismo simbólico entre la Divinidad y un gran árbol milenario, podremos intuir cómo puede ser el proceso evolutivo del que todos participamos. Imaginemos un inmenso árbol anciano que ha llegado a su madurez y pleno desarrollo, impregnado de sólida presencia y sabia majestad. En su proceso, ha estado generando -año tras año- constantes semillas que caen a la tierra esparcidas por el viento, como una lluvia de puntos de partida. Imaginemos que nosotros somos esas semillas, ínfimas en comparación a la grandeza del árbol que nos ha creado, pero potencialmente idénticas a él en belleza y grandiosidad. Con el tiempo, tras haber recorrido un largo trayecto evolutivo, la semilla llegará a ser un gran árbol idéntico al anciano padre árbol. La única diferencia entre uno y otro es el proceso de experiencias por el que pasa la semilla hasta culminar su desarrollo. Año tras año, el árbol brota, florece en primavera, madura y da sus frutos en verano, caen sus hojas en otoño y llega al ocaso y queda inerte, en reposo -aparentemente muerto- en invierno. Sólo es una apariencia, en realidad se está preparando para la siguiente fase, pues sabemos que cuando llegue la primavera volverá a brotar y con el paso de las estaciones seguirá creciendo, siempre impulsado por el soplo creativo de su origen grandioso, completo y divino. 

Reencarnación

El proceso evolutivo del ser humano es similar al del árbol. Partimos del Absoluto como Semillas o Chispas Divinas, con un gran recorrido de experiencias y maduración por delante. Nacemos una y otra vez, con el propósito de ir recordando nuestra esencia divina a medida que vamos retornando una y otra vez a la manifestación física, en nuestro recorrido de vuelta a la Fuente. A grandes rasgos y a riesgo de simplificar, a la semilla divina la llamaremos Espíritu y a su expresión manifestada en el proceso de experiencias; Alma. A través de sucesivas y diferentes personalidades, el Alma experimenta todo tipo de situaciones y vivencias, reencarnando en múltiples lugares, sociedades, razas y niveles sociales. El propósito es desarrollar la comprensión y la sabiduría, conociendo todos los escalones del ascenso que conduce a la Plenitud Divina. Por ello, necesitamos pasar por todas las experiencias humanas, viviendo en el papel del rico y del pobre, del amo y del siervo, del abusador y del abusado. Hasta dejar de sentirnos seducidos por todo aquello que nos genera ataduras, dependencias y dolor. Hasta llegar a descubrir los valores que nos liberan y el Amor sea nuestro motor principal en pensamientos, palabras y obras.

Para entender esto no tenemos más que mirar a nuestro alrededor y observar que todos los seres humanos estamos en diferentes niveles de comprensión, sabiduría y madurez. Algo que no tiene nada que ver con el cuerpo, sino con el alma. Hay personas jóvenes mucho más maduras, que otras mucho más avanzadas en edad. No es que unos sean más afortunados que otros, o que la naturaleza de unos es superior a la de otros. Nunca se nos ocurriría pensar que un doctor universitario es más inteligente que un alumno de primaria. A nivel intelectual, la diferencia que hay entre ellos es que uno lleva estudiando, aprendiendo y formando su intelecto mucho más tiempo que el otro. Igualmente ocurre con el alma, es una cuestión de tiempo y experiencias que se van obteniendo a lo largo de sucesivas vidas en el plano físico.

El Plano Astral

Cuando culmina el proceso de crecimiento que un Alma se ha propuesto alcanzar en una vida determinada, cuando llega el momento de abandonar el cuerpo físico, la conciencia continúa y se despliega en otros planos no visibles para la mayoría de las personas, pero tan reales como el visible para todos nosotros. Son planos compuestos de una materia cuya frecuencia vibratoria es más elevada que la del plano físico, por eso resulta invisible para el ojo humano, aunque sí es perceptible para las personas que tienen desarrollada la clarividencia. 

Hay muchos testimonios de personas que han visitado estos planos de forma extracorpórea (lo que comúnmente se denomina “viaje astral”) o a través de regresión hipnótica.. También hay testimonios de personas que han tenido experiencias de aproximación a la muerte, causadas generalmente por haber experimentado muertes clínicas transitorias provocadas por accidentes. Hay testimonios muy diversos y en general muy emocionantes. Los relatos describen un lugar en el que reina la Luz del Espíritu y el Amor. Allí, todas las almas que han dejado el cuerpo físico. experimentan una serie de procesos que forman parte de su crecimiento y su desarrollo interior. Todas pasan por una revisión profunda de la última existencia física, en un proceso de reflexión profundamente espiritual sobre lo experimentado y lo que aún necesitan experimentar. Después, organizan las condiciones idóneas para una nueva existencia física, con el fin de seguir creciendo y recordando su realidad trascendente. Dependiendo de la madurez del alma, en la preparación de la nueva vida pueden ser asistidas y aconsejadas por seres de conciencia elevada que habitan en esos planos. Estos seres se denominan “guías espirituales” porque esa es la función que desempeñan. Cuando el alma ha completado todo este proceso, espera el momento idóneo para volver a nacer en un nuevo cuerpo físico. 
 
Karma 

Paralelamente a lo que ocurre en cualquier sociedad que necesita leyes para que la vida transcurra con cierto orden, el proceso evolutivo del Alma también requiere de Leyes que faciliten, ordenen y estimulen el desarrollo. La Ley del Karma o Ley de Acción y Reacción es una ley clave para nuestro crecimiento interior. Todo lo que hacemos en la vida tiene sus consecuencias, ya sean inmediatas o a más largo plazo. Igual que todo esfuerzo tiene su recompensa, cualquier acción equivocada también tiene su efecto que vuelve hacia nosotros con el fin de experimentar en primera persona sus consecuencias. El sentido de esta ley es el desarrollo de la comprensión y todas las cualidades que se obtienen como fruto del proceso evolutivo; compasión, empatía, generosidad, Amor. En este proceso, el Alma es inducida y estimulada por su desconocimiento y su deseo de conocer, por lo que incurre muchas veces en acciones que tienen consecuencias dolorosas para sí misma y para otros seres. Cometemos equivocaciones por inconsciencia, indiferencia, o por las corazas erigidas a causa de experiencias dolorosas. Las consecuencias kármicas de nuestros errores, se pueden experimentar de forma inmediata -en la misma vida- o a más largo plazo, de una vida a otra.

Pongamos un ejemplo de un karma inmediato; si una persona, por impaciencia es temeraria en la conducción de un coche, es probable que atraiga un karma inmediato que se manifiesta en el guardia que le pone una multa. Si no hace caso de la “señal” que la vida le envía y no rectifica su actitud, muy probablemente atraerá una experiencia kármica más dura que le obligará a “parar”. Como puede ser un accidente de tráfico, por ejemplo.

Un karma a más largo plazo podría darse en el caso de un padre que comete cualquier tipo de abuso hacia sus hijos, lo cual, evidentemente tendrá consecuencias dolorosas para ellos. Este dolor será el punto de partida de una serie de miedos e inseguridades, que en algunos aspectos bloquearán la expresión de su personalidad adulta. Es muy probable que el padre, en su siguiente vida, necesite encarnar como hijo de un padre que comete los mismos abusos con él. Esto le generará el mismo trauma y dolor que experimentaron los que fueron sus hijos en el pasado. Un dolor que le conducirá por un camino de reflexión y comprensión, cuya razón de ser es la maduración. Hasta que la vida le ofrezca de nuevo la oportunidad de ser un padre más consciente de las consecuencias de sus actos. 

Es muy frecuente que los padres tengan comportamientos dañinos con sus hijos porque a su vez fueron maltratados por sus propios padres, repitiendo la pauta, sin pasar apenas por un proceso de reflexión, maduración y cambio. En estos casos, estas almas necesitan pasar por más de una experiencia, hasta ir desarrollando la comprensión necesaria para romper con la repetición. Este proceso nunca es plano, en el sentido de que no se repiten las mismas cosas, de la misma forma, una y otra vez hasta aprender. Es un proceso paulatino, cada experiencia, cada vida, es una oportunidad para aprender un poco más. La comprensión es muy amplia y abarca muchos aspectos y sutilezas que requieren a menudo experimentar las cosas varias veces. Tantas como sean necesarias, para que el alma alcance la sabiduría. Es como aprender una carrera universitaria y profundizar en diversas especialidades derivadas de la misma carrera.

Siempre hay algún nivel de aprendizaje kármico en los vínculos significativos e importantes de una vida. A nivel individual, familiar o colectivo, son muy frecuentes los “reencuentros” para resolver las cosas que nos quedaron pendientes. O simplemente existe un propósito común para ayudarse mutuamente a desarrollar determinados valores internos. Es el caso de las familias que se ven inmersas en determinada problemática que les lleva a tener un proceso de crecimiento conjunto. Por ejemplo; una familia que se une, apoyándose unos a otros ante el desafío de tener un hijo y hermano con una discapacidad, una enfermedad, un problema de adicción o cualquier otro drama.

Podemos observar el karma colectivo en acción a través de las culturas, etnias o grupos raciales que están inmersos en situaciones problemáticas de persecución violencia o marginación, como por ejemplo el pueblo judío. También, cuando por herencia cultural, arrastran con actitudes y tradiciones moralmente muy restrictivas y limitadoras para con ellos mismos o un determinado sector de su sociedad. Un ejemplo extremo de esto es la cultura árabe.

El karma individual se puede ver claramente reflejado en las personas que nacen con una limitación física o una enfermedad que se manifiesta desde la infancia. Un karma colectivo sería la guerra de un país, un genocidio o un desastre natural. Toda experiencia humana que implique dolor, tiene su explicación y su sentido dentro de la lógica del karma. Podemos estar seguros de que nada es azar y que toda vivencia -por dura y difícil que sea- tiene un propósito muy concreto; estimular el crecimiento y la evolución individual o del grupo.

Visto de esta forma, podemos entender que todo en la vida forma parte de un complejo diseño, con el fin de facilitar el cumplimiento de un plan evolutivo para todos los implicados. Y aunque muchas veces, en nuestro mundo ocurran muchas cosas que nos parecen injustas, merece la pena considerar esa otra lógica que coloca cada cosa en su sitio y nos sugiere que nada es producto del azar. Es importante entender que cada experiencia traumática o dolorosa que nos toca vivir, tiene un significado muy concreto y un fin muy preciso. Parémonos a reflexionar ante los reveses de la vida; detrás de cada experiencia dolorosa hay un mensaje sutil implícito. Por lo tanto, cuando veamos el sufrimiento en los demás, no olvidemos que están aprendiendo algo importante, algo que en esencia siempre será un estímulo para que su Alma en crecimiento, recuerde su origen divino y desarrolle su capacidad de Amar.


La Carta Natal Kármica

La lectura de una Carta Astral se basa en la interpretación de las posiciones planetarias en el zodiaco y la relación de unos planetas con otros en el momento del nacimiento. Para un astrólogo experimentado, esto contiene información amplia y detallada de la personalidad y las tendencias psicológicas de una persona. Lo cual evidencia una cosa; cuando nacemos no partimos de cero, sino que tenemos una estructura psicológica y una forma de ser muy concreta. Esto nos puede llevar a intuir que toda la carta astral es kármica y que nuestra forma de ser innata es la que provoca todas las circunstancias y situaciones que atraemos en la vida. Tanto las placenteras como las dolorosas. Todo es una proyección externa de nuestra realidad interna. Los aspectos fluidos o “positivos” entre los planetas, indican cualidades psicológicas desarrolladas en vidas anteriores, habilidades que suelen atraer a nuestras vidas situaciones positivas. Mientras que los aspectos tensos o “negativos” muestran partes de nuestra estructura psicológica que necesitan ser pulidas y perfeccionadas, las cuales, tienden a generar situaciones mas complicadas o dolorosas.

A partir del nacimiento, comienza el camino cuidadosamente trazado por el Alma antes de encarnar. Las situaciones, encuentros y vivencias han sido preparadas con fines muy concretos. Cada situación, relación y experiencia servirá al propósito de crecer, haciendo consciente lo inconsciente y transformando las tendencias del ego en cualidades espirituales. El sistema solar, reflejará fielmente en sus movimientos reales y simbólicos, los momentos claves del camino que el alma recorrerá a lo largo de su existencia física.

Aunque todos los elementos de una carta natal muestran detalles del karma de una persona, hay dos puntos que requieren una especial atención para abordar las pautas esenciales de evolución y transición kármica; los Nodos Lunares y Saturno.

                                                 Los Nodos Lunares

Los nodos de la luna son dos puntos simbólicos en el espacio. Estos se localizan en el preciso momento en el que la Luna, en su recorrido alrededor de la tierra, cruza la eclíptica (linea imaginaria que traza la tierra en su recorrido alrededor del Sol). El Nodo Norte se establece cuando la Luna cruza esta línea imaginaria, del sur al norte. Mientras que el Nodo Sur se establece paralelamente en el mismo grado y minuto del signo opuesto al del Nodo Norte. Por lo tanto podemos observar, que los nodos representan un eje perfecto, cuya distancia es de 180º.
          
La astrología antigua denominaba a los nodos como la Cabeza del Dragón al Norte, mientras que el Sur era la Cola del Dragón. Al Norte se le atribuían cualidades positivas o “benéficas” y se le relacionaba con Júpiter, mientras que el Sur era todo lo opuesto; representaba algo negativo o “maléfico” y se le relacionaba con el planeta Saturno.
       
El Nodo Sur representa, simbólicamente, la puerta de entrada del alma en la encarnación presente. Este punto imaginario en el espacio, sintetiza ciertas tendencias muy arraigadas en la personalidad, en su proceso evolutivo de vidas anteriores. Es el resultado y la síntesis de las experiencias más importantes que se han vivido a lo largo de la trayectoria evolutiva previa al nacimiento. Es el Alma vista desde una perspectiva global, mientras que las posiciones planetarias y los aspectos muestran una visión más amplificada, detallada y minuciosa. En las posiciones planetarias y los aspectos, están reflejados todos los detalles necesarios para abordar el desarrollo desde los diferentes y variados ámbitos de la experiencia humana.

El Nodo Norte -como punto opuesto y complementario al Sur- muestra también desde una perspectiva global, las características esenciales que hay que estimular y desarrollar, para equilibrar las que están enfatizadas en exceso en el otro extremo del eje; el Nodo Sur. Para comprender bien el significado de este eje Nodal, es importante considerar el zodiaco como seis pares de signos opuestos, los cuales, cuando se unen y se complementan entre sí, dan lugar a una totalidad equilibrada. Dichos pares de opuestos son: Aries-Libra, Tauro-Escorpio, Géminis-Sagitario, Cáncer-Capricornio, Leo-Acuario y Virgo-Piscis.
                                                  
                                                           Saturno y el Karma

Este arquetipo planetario está fuertemente vinculado con el karma de vidas anteriores. Refleja profundos temores que necesitan ser superados, comportamientos reprimidos, y tendencias inconscientes que requieren ser enfrentadas y resueltas. Su posición en la Carta Natal muestra el área donde tenemos importantes lecciones que aprender. Normalmente, la casa y el signo en los que se encuentra, muestran los aspectos psicológicos y el área vital en los que el alma necesita poner mucho esfuerzo para avanzar en el camino de la autorrealización. Es un área en la que se suelen vivir situaciones difíciles y dolorosas. Suele haber también una importante cantidad de resistencias, negación inconsciente y miedo a fallar. Paradójicamente, las propias defensas que se erigen para defenderse de las circunstancias difíciles, son precisamente las que generan el sufrimiento que se trata de evitar.

La casa donde está Saturno suele ser un área de reencuentros kármicos, de antiguos y fuertes lazos establecidos con personas con las que se viven importantes conflictos y con las que hay que resolver viejos asuntos que están pendientes. El dolor y el sufrimiento asociados a Saturno son el estímulo que el alma necesita para impulsarse y buscar la comprensión de aquellas áreas de la personalidad que necesitan ser maduradas. Las personas que resultan ser poderosos catalizadores de nuestro sufrimiento, -relacionadas normalmente con el ámbito donde está Saturno- indirectamente nos están ayudando a enfrentar algo de nosotros que está oculto en el inconsciente, lo cual requerirá una importante toma de conciencia y maduración de nuestra parte. Enfrentarlo puede ser muy difícil, pero al mismo tiempo puede suponer un gran salto en la evolución espiritual.

También es importante considerar que Saturno es un arquetipo indicador de la sombra, esa parte de nosotros que está reprimida y muy camuflada. Es lo que habitualmente, menos estamos dispuestos a reconocer de nosotros mismos. Allí donde está, normalmente hay una mascara o un disfraz muy bien elaborado, detrás del cual, nos dedicamos a rechazar y criticar en los demás eso mismo que está oculto dentro de nosotros. Por lo que no es de extrañar, que la casa donde está Saturno sea el escenario en el que nos encontramos con personas y situaciones que son un reflejo intensificado de aquello que requiere de una revisión en nuestro interior, como única vía de cambiar el “destino” o superar el “mal karma”. Cuando somos capaces de traspasar las resistencias que hemos construido, y nos desnudamos ante el espejo, misteriosamente las personas o situaciones que nos resultaban tan difíciles de soportar, se transforman ante nuestros ojos. De pronto, nos encontramos con lo que realmente hay detrás de la “negra imagen” que habíamos proyectado.

Pongamos ejemplos de la posición de Saturno en dos casas diferentes: Tras llevar la luz de la conciencia a la sombra, quizás descubramos la inmadurez más allá del amigo “traidor”, o a una sociedad que está evolucionando y aprendiendo, detrás de “una sociedad egoista”, cuando Saturno está en la casa XI, la de los amigos, los grupos y los ideales. También podremos reconocer a un hermano inseguro por haber sido desatendido en su infancia, y que necesita imponer su voluntad, detrás de un “hermano autoritario y negativo que nos hace la vida imposible”, cuando Saturno está en la Casa III, la de los hermanos. Cuando se traspasa esa barrera ilusoria que nuestra propia sombra proyecta en el exterior, el mundo se transforma ante nuestros ojos. A partir de ahí, somos mucho más capaces de expresar nuevas habilidades, que nos permitirán poder relacionarnos con el entorno de forma más tolerante y armoniosa.

Para enfrentar la sombra tenemos que hilar muy fino y ser honestos y sinceros con nosotros mismos. Para descubrirla e iluminarla, hay una clave esencial: El rechazo y la crítica que se genera en nosotros cuando vemos en otras personas o situaciones, cosas que no nos gustan, es proporcional a la resistencia que tenemos en reconocer eso mismo dentro de nosotros



Análisis psicológico y kármico de una persona con Saturno en casa VII 
en conjunción con el Nodo Sur


Hombre nacido el 18 de Diciembre de 1973 a las 8.00 am.
(El lugar de nacimiento y el nombre son omitidos por razones de intimidad)

La carta natal de esta persona, puede ilustrar con muchos detalles la dinámica kármica de un Saturno en la casa de la pareja, el matrimonio y las asociaciones. Este hombre, al que llamaré Fernando, se ha sumergido recientemente en un proceso terapéutico de regresión a vidas pasadas. A lo largo de algunas sesiones, ha podido recordar varias vidas con detalles muy precisos; la época histórica en la que encarnó, el nombre que tenía y algunas situaciones importantes que le tocó vivir -como parte importante de su proceso evolutivo- en el área de las relaciones. Vivencias y situaciones que le han dejado profundas huellas psíquicas, las cuales están claramente reflejadas en su carta natal.

En esta vida ha tenido pocas relaciones, siempre ha sentido un freno y cierta inseguridad para acercarse a las mujeres. El lo define como “no saber cómo y cuando acercarse, ni qué decir”. Es normal que le ocurra esto, teniendo en cuenta que viene de una familia con un historial de graves disfunciones emocionales y una profunda falta de comunicación (sus padres duermen en la misma cama y no se hablan, a no ser para faltarse el respeto). Ellos iniciaron su relación siendo muy jóvenes. Aún se conocían poco tiempo, cuando se fugaron juntos de sus respectivos hogares paternos para precipitar la boda (esta era la costumbre del lugar y la época). Al poco tiempo de celebrarse el enlace matrimonial, su madre quedó embarazada de él. El padre tuvo que dejarla sola en su proceso de gestación, pues tuvo que irse lejos a cumplir con el servicio militar. En la primera regresión que experimentó, Fernando conectó con los sentimientos que vivió cuando estaba siendo gestado por su madre. La emoción predominante que ella tenía en aquella época, era una tristeza tan profunda que embargaba por completo al ser que llevaba dentro. En la regresión, Fernando tuvo una fuerte descarga de llanto, pues se sintió desbordado por las profundas emociones de aquel lejano momento, en el que se vio y sintió replegado como un ovillo, en la oscuridad uterina de una madre, que a su vez, sentía la tristeza de una niña profundamente herida y abandonada. Esto lo vemos claramente reflejado en la carta natal de Fernando; la tensión de la oposición Luna-Quirón. La Luna representa a la madre y Quirón el dolor y las heridas.

Cuando su padre terminó el servicio militar y regresó al hogar, el matrimonio empezó a deteriorarse. Surgieron conflictos que muy pronto se agravaron. El padre empezó a manifestar un alcoholismo que poco a poco fue contaminando la relación matrimonial. Tenía un comportamiento agresivo y una actitud de maltrato psíquico hacia su mujer y hacia sus hijos, especialmente hacia el segundo (Fernando es el mayor, luego vino este segundo, y posteriormente una  hermana menor). Su madre expresaba su agresividad hacia el marido con un profundo rencor, hostilidad silenciosa y constantes críticas. Siempre desde la posición de víctima en la que se atrincheraba, pues de esta forma trataba de eludir su parte de responsabilidad en el drama, y de paso acapara la “compasión” del resto de la familia.

El hermano de Fernando, desde pequeño fue muy conflictivo -y por tanto- constantemente castigado verbal y físicamente por ambos padres. A medida que fue creciendo desarrolló graves problemas de adicción a diversas drogas; Neptuno, el arquetipo relacionado con la evasión y el escapismo, rige la casa III (la de los hermanos) y ocupa la casa XII (relacionada con la soledad, karma, el sufrimiento y la redención del inconsciente familiar). En una de sus regresiones, Fernando vio claramente que este hermano había sido hijo suyo en una vida en la que él era un banquero influyente y muy acomodado a nivel material (cuando eran niños, a Fernando se le encargaba muy a menudo el cuidado de su “inquieto hermano”). En aquella encarnación tuvo varios hijos y esposa, a los que tuvo totalmente abandonados a nivel emocional. Estaba plenamente centrado en su mundo laboral, en el que se refugiaba y escapaba de  su profunda incapacidad para relacionarse y comunicarse con su  pareja y sus hijos. Cuando se recordó a sí mismo en aquella vida, sintió la gran soledad, frialdad y aislamiento que tenía sumida a toda la familia en una profunda tristeza.

Con respecto a las relaciones íntimas en su juventud, Fernando tuvo un par de intentos que no evolucionaron. Hasta que conoció a la que actualmente es su pareja; llevan varios años juntos. La relación nunca ha ido muy bien, aunque en los dos últimos años se ha complicado progresivamente y las dificultades han culminado en crisis importantes. La última, ha sido tan fuerte para Fernando, que decidió romper la relación y alejarse de forma indefinida. Las dificultades que estaba viviendo en su relación cotidiana con ella, se crisparon hasta el extremo de resultarle insoportable. Es en ese periodo, cuando Fernando empieza a “buscar” comprensión. Participa en varios talleres de crecimiento personal; tantra y constelaciones familiares, e inicia la terapia de regresión a vidas pasadas. Necesita comprender lo que le está pasando, pues siente un fuerte vínculo con su pareja que le cuesta comprender, pero los conflictos que viven en el día a día de la relación, le resultan demasiado dolorosos. Todo esto está reflejado sincrónicamente en el tránsito de Plutón por conjunción con su Sol natal y a continuación en conjunción con el eje nodal. Empezó la terapia regresiva cuando Plutón hacía una conjunción exacta con su Nodo Norte. Plutón es un arquetipo interno, que en su tránsito por la carta natal, suele estimular la afloración del incosnciente para su reconocimiento y posterior transformación.

Haré una lectura de los nodos y Saturno en su carta natal y a continuación comentaré la relación que todo esto tiene con las experiencias que ha recordado en varias regresiones.

Saturno está en Cáncer y tiene una conjunción de tres grados con el Nodo Sur en la casa VII, la de las relaciones de pareja. La posición en Cáncer refleja muy bien la sincronicidad de su karma con la situación familiar que atrae en esta encarnación. Ha encontrado en la relación de sus padres, un reflejo de su propia dinámica en su vida pasada como banquero: Incomunicación, aislamiento y profunda soledad en el hogar. A través de lo que ve en ellos y a medida que va creciendo, va experimentando en sí mismo y en su entorno, los dolorosos efectos que esta dinámica ha tenido y sigue tiene para toda la familia (de hecho, siempre ha sentido rechazo ante la posibilidad de crear una familia y tener hijos).

A nivel psicológico, Saturno en la casa VII, es indicador de bloqueos en la comunicación y una gran dificultad para la apertura con el otro. La tendencia es a mantener la relación en un nivel superficial. Esto implica una actitud inconsciente de lejanía, reserva y un nivel mínimo de implicación. Por lo tanto, es lógico que se atraiga lo mismo -a veces muy aumentado- en la pareja, como una proyección fiel de lo que uno se niega a ver en sí mismo. Su pareja nunca ha querido comprometerse ni convivir con él, ni siquiera le ha presentado a su familia (en el momento en el que escribo este artículo, llevan 6 años juntos). Cuando tienen problemas, él no sabe qué hacer al respecto y tiende a cerrarse, inhibirse o retirarse. En esos momentos, ella redobla sus exigencias y su necesidad de controlarlo, lo que se ha convertido en la costumbre y la dinámica habitual de la relación. Aquí se ve claramente cómo funciona la sombra y cómo se “estimula” en el otro un comportamiento que pone de relieve las propias debilidades y torpezas. Esto genera mucho dolor y frustración, por lo que el otro se convierte en el “malo de la película”.

Los problemas en su relación se ven agravados por algunas actitudes que están muy arraigadas en él y muy bien reflejadas en su Nodo Sur en Géminis: Tendencia a eludir enfrentar las cosas abiertamente, sobre todo si estas implican tener que vivir conflictos. Incluso si para ello, hay que huir, mentir u ocultar las propias necesidades. El nodo sur en la casa VII es indicador de dinámicas de adaptación excesiva y poca definición de la propia individualidad. Esto suele generar mucha tensión en las relaciones, lo cual es necesario como estímulo para desarrollar la fuerza y la seguridad para poder ser uno mismo. Esto es lo que le ha motivado a participar en los talleres y hacer la terapia regresiva: la búsqueda de sí mismo (Nodo Norte en Casa I) y de su verdad (Nodo Norte en Sagitario). Este es el profundo significado del dolor que le ha tocado experimentar en su relación de pareja. Dolor que le he generado la presión necesaria para emprender la búsqueda de sí mismo. De ello se ha encargado “el viejo y sabio Saturno”.

En una vida muy significativa que recordó, se vio como un carnicero, casado con una mujer que lo maltrataba física y emocionalmente; le pegaba verdaderas palizas y él nunca se defendió. Aquella mujer que le maltrataba entonces, es su novia actual en esta vida. En otra regresión, se vio como un hombre que mataba a una mujer con un cuchillo, de forma totalmente fría. Esto no es extraño, teniendo en cuenta la frustración y el odio que tuvo que acumular hacia las mujeres como resultado de los malos tratos recibidos por una de ellas. Desde que Plutón inició el tránsito sobre su Sol natal y su Nodo Norte, empezó a verse invadido por fantasías repentinas y poderosas que lo perturbaban; matar con sus propias manos o asesinar con un cuchillo a las mujeres más cercanas con las que tiene relación habitual en esta vida; su abuela, su madre y su novia. Mujeres, que en mayor o menor medida suelen pedirle ayuda y esperar cosas de él, y con las que experimenta dificultades para negarse en lo que le piden y le requieren. Su madre y su abuela lo adoran y dicen que es “muy bueno”, lo cual es cierto, pero ese “muy” es “muy” significativo. Su Nodo Norte en Sagitario refleja la necesidad de su alma, de ser más consecuente con sus propias necesidades; aprender a conectar con su voz interior y poner límites para dejar de acumular frustración. Una frustración que aunque no sea muy consciente de ella, se puede manifestar de manera desordenada y terrible, como es el caso de las fantasías asesinas que lo abordan y lo abruman. Símbolo claro por otra parte, de que hay algo en su interior que necesita experimentar una “muerte y un renacimiento”.

En otra vida más reciente que recordó, se vio como un soldado americano en la segunda guerra mundial, era joven y tenía un enorme odio y resentimiento interior cuyo origen se encontraba en graves maltratos vividos en su infancia, odio que expresaba matando a todo el que se le ponía a tiro. En uno de los enfrentamientos con el enemigo, lo alcanzaron las balas y murió en plena batalla. Vio y sintió con todo detalle, cómo dejaba su cuerpo atrás y se dirigía a un lugar dónde reinaba una inmensa Luz y todo estaba en Paz. Allí conectó con un sentimiento de plenitud inmensa y se encontró con varias personas, alguna de ellas conocida en su encarnación actual. Lo que más impacto le produjo, fue sentirse cogido del brazo, caminando en la Luz, con la que es su novia actual. Creo que no son necesarias las palabras, para definir y comprender el significado profundo de esta imagen, de esta vivencia. Es arquetípica. Es de todos.

Actualmente, sigue su terapia regresiva y ha decidido retomar la relación con su novia. Ha comprendido y sentido que él tiene que cambiar algo en su interior y que la relación es una gran oportunidad para ello. Lo que ocurrirá entre ellos y si ella cambia y evoluciona también con él, pertenece al proceso personal de cada uno. Aunque él está decidido a apoyarla y ayudarla en la medida que pueda. Estas son las palabras emocionadas que me transmitió con respecto a la reanudación de su relación: "Si no resuelvo y no cambio en mí lo que me hace sufrir en la relación con ella, reproduciré lo mismo en todas las posibles relaciones que puedan venir después". 

Vemos que el “mal karma” o el “negro destino” con el que los antiguos relacionaban a Saturno, es en realidad algo mucho más profundo; este arquetipo interior es un Sabio Maestro, un Aliado para nuestra Conciencia en Evolución.